Estos días recordé el título de un artículo (también breve) que escribí en 2012. Si lo recordáis ese año fue, posiblemente, el momento álgido de la anterior crisis económica y social de alcance global. El momento era, salvando todas las distancias posibles, parecido en muchos aspectos al actual: desánimo generalizado, sensación de impotencia, falta de parámetros previos a seguir… En definitiva, un sentimiento generalizado de “arrastrar los pies…”.
Estas semanas, algunas conversaciones con CEOs y DRHs, me han recordado muchísimo a la situación anteriormente descrita. Ejemplo: “el Consejo quiere el plan estratégico para 2 años , y no sé qué va a ocurrir la próxima semana…”
Y posiblemente sean acertadas ambas pretensiones: el Consejo tiene (o debería) tener su punto de mira en el 2023 y el CEO y su Comité Ejecutivo, en cómo acabar el año y en el Plan 2021.
Pero de nada sirve quejarse, ni tener larguísimas conversaciones y reuniones sobre la incertidumbre y sus consecuencias. Empieza ya a ser el momento de tomar las riendas de lo que dependa de cada uno, como Directivo. Esta crisis es profunda, larga, y de consecuencias impredecibles y ciertamente graves. Cierto!!!
Afecta a todo el mundo y en todo el mundo.
Pero ha llegado el momento de enterrar el “comité de Crisis” y reactivar el “Comité de Dirección”. Y, desde este órgano ejecutivo, empezar ya la reflexión guiada, estructurada y profunda, que nos lleve a definir la esencia de nuestro negocio, buscar nuevas oportunidades, nuevos compañeros de viaje y a definir y concretar las decisiones necesarias sobre nuestro modelo y nuestra estructura organizativa para el futuro inmediato.
Así podrían empezar todas las reuniones en las próximas semanas: “Ya!!! De aquí para arriba!!!