Digital, lo que se dice digital según las definiciones que usan los gurús de Tecnologías de la Información (IT para los amigos), no lo somos todavía; no nos engañemos y presumamos de que lo somos porque hemos sido capaces nosotros solos de descargar el certificado COVID de vacunación y lo enseñamos a quien quiera verlo, todo con íntimo orgullo. Esto no es verdad: haces muchas cosas más, impensable hace no tantos años, y quizás también te hayas sumado a la ola de implantación de más y más recursos tecnológicos en tu empresa, aunque a veces tengas que morderte la lengua cuando ves un derroche de pantallas que nadie mira. Es que tienes un chaval joven como director de IT y te cuenta cosas de la digitalización y el cambio de modelo de negocio que comportará, y tú asientes con displicencia para demostrar que probablemente tenga razón, pero tampoco entiendes todo lo que dice.
No voy a sentar cátedra sobre esas tendencias digitales porque se me vería a la legua que toco de oídas y que he fusilado algún artículo. Si te gusta ese tema te recomiendo la lectura de un artículo en McKinsey de Junio de este año (The top trends in tech), donde desgranan las tendencias que ya estamos viendo y las que se están desarrollando y sus usos potenciales; obviamente no es descabellado pensar en aquellas que se desarrollarán en el futuro y de las cuales hoy no tenemos ni idea. El desarrollo es exponencial: cuando dábamos cursos de gestión de cambio a final del siglo XX decíamos que la velocidad del cambio se duplicaba cada no sé cuántos años, periodo de tiempo que se queda obsoleto en la realidad actual y debería cambiarse por días u horas. Pues bien, como decía no me enfocaré en las tendencias sino en las consecuencias que puede tener para la gestión de tus recursos humanos.
En primer lugar una obviedad: vas a invertir mucho en Sistemas (no, no solo es renovar los ordenadores y los móviles cada cierto tiempo). De la misma forma que vas a tener mucha más información de los clientes y los consumidores finales vas a tener toneladas (¿Veis? Soy antiguo, lo mido todo en kilos) de información de tus empleados, de su eficiencia, de sus ciclos, de la planificación optimizada de sus actividades. No parece descabellado pensar que el modelo de relaciones laborales para los centros productivos tendrá que variar y flexibilizarse para adaptarse a ello; probablemente también se encarecerá por la presencia de especialistas, pero a la vez disminuirán los costes fijos y aumentarán los variables.
La semana pasada me hablaron de un modelo de negocio ya desarrollado en USA entre otros sitios: una empresa pone en contacto a profesionales de una gran variedad de funciones con empresas que los contratan por proyectos durante el tiempo absolutamente imprescindible. Puro coste variable para contratar al profesional más cualificado de los disponibles sin compromisos posteriores. No se nos escapa que esta moneda tiene dos caras y el reverso puede tener consecuencias negativas según el modelo actual de relaciones laborales, pero vale la pena reflexionar sobre ello, y sobre cómo los gobiernos deben regular para posibilitarlo o para eliminarlo, que sería como poner puertas al campo. La cacareada reforma de la reforma laboral, que quizás cuando leas esto ya ha salido, probablemente no contendrá nada en este sentido.
Esa reforma luchará contra la “lacra” de la temporalidad, aunque no es menos cierto que por primera vez llevamos nueve meses consecutivos de descenso del desempleo, y tú argumentarás que no tiene mérito viniendo de donde veníamos. En fin, que no se trata de fijos o temporales sino de como usar esa fuerza laboral y cómo los cualificamos para moverse en esa incertidumbre; hace mucho tiempo que hablamos de entornos VUCA pero no hacemos nada para preparar la fuerza laboral para ese momento. Por ejemplo, nos siguen llegando titulados universitarios con muy buena formación tradicional que aspiran a puestos tradicionales, que esperan una carrera tradicional con los matices de los empleados millenials. ¿De qué sirve que sepan mucho de inteligencia artificial y de IoT si no les damos el entorno laboral adecuado para que se desarrollen y lo desarrollen? Y que no nos dé miedo diferenciarlos, y que no huyamos de la personalización de condiciones: los tiempos del café con leche para todos deben pasar a la historia. Acabo de tener en mis manos un contrato de una empresa americana moderna que incluye beneficios tales como plus por mantenerse saludable, donaciones a ONG’s por el mismo importe que ponga el empleado, permiso retribuido (limitado) para actividades en beneficio de la sociedad, etc: ese es el camino para atraer talento.
Y no te olvides de la formación. Gasta recursos y ofrece mucha formación, sea o no necesaria para el puesto. La palabra clave es empleabilidad; olvídate del viejo paradigma de que los formas para que se vayan a la competencia y acepta que habrá más rotación…pero también será más fácil atraer a aquellos que tengan las habilidades que necesitas en ese momento.
Y tampoco pases por alto la cualificación de tus mandos medios y superiores. Desengáñate: te han funcionado muy bien y han contribuido a poneros donde estáis ahora, un negocio sólido y rentable que tienes que transformar para sobrevivir. Detecta resistencias hoy porque serán los bloqueos de mañana, y comienza a trabajar para renovar esos niveles sin prisa pero sin pausa. Ese joven director de IT es una prueba de lo que vas a necesitar, y mejor cuanto más transgresor sea. Por cierto, ¿seguro que necesitas todos esos mandos medios que se han construido su reino y se han hecho imprescindibles?
Como dijo un tal Einstein, “ningún problema puede resolverse en el mismo nivel de pensamiento en que se generó”. Estoy íntimamente seguro que lo escribió pensando en cómo estamos hoy porque se adapta como un guante: en Recursos Humanos te enfrentas a problemas distintos y no puedes aplicar las mismas recetas válidas hasta ahora, sea para trabajo remoto, teletrabajo, desconexión digital, contratos flexibles, seguridad reforzada de tu proveedor de software, etc
El uso y procesado de la información es clave, y debe ser inmediato. En tus negocios tomar decisiones seguras hoy con la información del año pasado puede ser fatal; tendrás que arriesgar en tus decisiones con información más reciente. El inefable Iván Redondo decía en una entrevista que procesan todos los mensajes que llegan a diario a La Moncloa por cualquier medio con herramientas de inteligencia artificial; el objetivo es destilar lo que realmente le preocupa a la ciudadanía hoy y reaccionar. La alternativa tradicional de efectuar encuestas es obsoleta porque reaccionarían a lo que le preocupaba a los ciudadanos hace dos meses. En Recursos Humanos, tomar decisiones salariales en diciembre tomando como base las encuestas del año anterior es inoperativo; tomar decisiones salariales hoy con prospecciones de inflación de hace 8 meses insulta a la inteligencia; determinar ciclos anuales de desempeño cuando los objetivos son a más corto plazo y cambian cada poco tiempo para adaptarse a la realidad de tu negocio es simplemente ridículo; esconderte detrás de políticas obsoletas para no diferenciar es como gritarle a la alocución pregrabada de un contestador: te quedas tranquilo por tu osadía pero no has solucionado tu problema.
Y dedica neuronas a planificar tu plantilla desde hoy. Tienes tiempo pero no lo malgastes; identifica las competencias que te harán falta, las que tienes, analiza oportunidades, recicla y forma todo lo que puedas, encuentra alternativas para los que no podrán seguir en su rol actual (Quod natura non dat, Salmantica non præstat). Y decide, cuanto antes mejor.
Y me guardo el último párrafo para ti, aunque debería haber sido el primero. Debe ser por el egoísmo de que hayas seguido leyendo hasta aquí porque voy a desafiar a tu orgullo de propietario, de Director General o de Director de una función importante en tu empresa. ¿Has hecho el análisis profundo, sin hacerte trampas al solitario, acerca de si tú vales para ese futuro digital? Ya sé que la respuesta no solo es sí sino que va acompañada de un sonoro “¿pero este qué se ha creído?”. No te estoy moviendo la silla: tan solo te ayudo a preparar tu futuro ahora que puedes encontrar otro acomodo, y en previsión de que cuando te veas obligado a hacerlo no haya silla. Es un ejercicio difícil y exige una gran dosis de generosidad y autoexigencia; al fin y al cabo, no pasa nada si sigues igual, ¿no? Al fin y al cabo, ¿quién es este escribidor que mezcla Einstein con la universidad de Salamanca para decirme si valgo o no valgo? Ahora vas a hacerte una nota mental para dejar de seguir esta columna en el futuro.