Skip to main content

Es facilísimo resolver cualquier problema en este país; tan solo es cuestión de buscar en Google para constatar que siempre hay alguien que se te ha adelantado y ha escrito un artículo justamente sobre el tema que buscabas. Y si el tema es de actualidad los encontrarás a miles. Y no solo eso, sino que, además, por algún misterioso algoritmo de indexación (sí, como el que comentó la ministra para perseguir el fraude en las contrataciones) resulta que los primeros que aparecen son artículos de periódicos, todos ellos respetables, por lo que basta con entrar al de tu preferencia (a estas alturas ya sabes a cuál puedes acceder y cuál es el que te hincha la vena) para que tengas una opinión fundada sobre el tema. De allí hay un solo paso a defenderlo a capa y espada en Twitter o delante de tu cuñado en la cena de tu suegra, que no deja de ser lo mismo en términos prácticos. 

Siempre que me pasa eso, que también caigo a pesar de ser muy listo, me absuelvo y disfruto al pensar que en algún lugar del país habrá alguien – quizás un becario – que se estará desorinando de la risa al pensar en la polémica que ha suscitado por haber escrito un artículo en un periódico con cuatro datos regularmente hilados… Aunque puestos a pensar mal, quizás se ría más el responsable del medio que le ha inducido a escribirlo, o el mandatario de turno que ha colocado mensajes a los medios afines para establecer lo que ellos llaman la agenda. ¿Soy un malpensado? Sed benévolos conmigo y practicad.

Para empezar, escribe en Google “falta mano obra hostelería” y verás que en 0,37 segundos te proporciona más de 704.000 resultados. Para evitar el sesgo de noticias antiguas y saber de qué se está hablando en este trimestre puedes filtrarlo con noticias desde 1 de abril, seleccionar las dos primeras páginas de las dieciséis que te ofrecen (no te engañes, muy raramente pasas de la primera) y ¡tachán! el plumilla firmante ya tiene material para escribir un artículo solo con leer los titulares. 

Pero como voy a por nota me he tomado la libertad de profundizar en su lectura y comentar alguna perspectiva más allá de la noticia alarmante: faltan empleados para la hostelería, y para la construcción entre otros sectores. Antes de que corras a tu bar habitual a por tu cortado, detente y piensa si has percibido falta de servicio en tu bar o restaurante u hotel; yo no.

Entonces ¿cómo evalúas la noticia “El Banco de España achaca la falta de mano de obra en hostelería a la llegada de menos inmigrantes”? La noticia no desarrolla mucho más el titular pero que una autoridad haga esta afirmación y coloque la palabra inmigrante en la noticia parece que nos prepara para noticias posteriores en esa dirección; realmente el artículo menciona la llegada reducida de inmigrantes durante la pandemia, pero yo ya estoy psicológicamente preparado para admitir a hordas de inmigrantes que me pongan un café. Ese mismo informe deja otra perla: “la mitad de las empresas de hostelería sufre falta de mano de obra”. Entiendo que es una cuestión opinática ya que solo hay 109.000 puestos sin cubrir en el país, la mayoría en hostelería, en un país con 3 millones de parados; si tenemos en cuenta que el desempleo es del 19% en una comunidad turística por antonomasia como Andalucía parece que las estadísticas no casan.

Habrá alguna razón para que los empresarios afirmen que no pueden contratar, supongo, porque ¿qué cosa hay mejor que la contratación para unificar mensajes de patronal, sindicatos y Gobierno? Sindicatos y Trabajo, en un mensaje sorprendentemente unificado – o no -, afirman que es por los salarios bajos y alquileres altos en zonas turísticas, y los contratos incumplidos, y las jornadas eternas, mientras que los empleadores esgrimen la falta de formación como causa principal, seguido de la poca disponibilidad para jornadas largas. ¿Falta de formación? ¿Y dónde están todos los que trabajaban en este ramo? El año pasado fue casi normal y no oímos hablar de falta de recursos; este año se espera una gran temporada y faltan brazos.

No sé cuantos brazos faltan, no he encontrado datos, pero mientras tanto leo otra interesante noticia en cadenaser.com: “Faltan 50.000 camareros que no han vuelto a sus puestos tras la pandemia”. Según datos del INE, el salario promedio de un camarero es el más bajo de la estructura, junto a los no cualificados. En un país eminentemente turístico como el nuestro, como mínimo sorprende, y más cuando el sector ha duplicado su empleo en los últimos 20 años, y apenas quedan restos de los ERTEs; por tanto, parece claro que ha habido cincuenta mil personas que se han buscado la vida durante la pandemia y no quieren ni oír hablar de volver a la hostelería

La buena noticia es que encontraron acomodo en otros sectores, a menos que hayan preferido quedarse en sus casas, lo que sería un sinónimo de precariedad en el empleo. Dos de cada tres contratos en 2021 fueron por circunstancias de la producción, y solo uno de cada diez fue fijo, lo cual avala la doctrina de la precariedad, pero tampoco nos vengamos arriba porque este año llamaremos fijos discontinuos a muchos de ellos. 

Me da un poco de grima darle la razón a Biden, pero quizás la tenga cuando respondió a los que le increpaban durante su Gran Dimisión con un rotundo “Pay them more” (pagadles más). Sin duda una combinación de salarios más altos y mayor estabilidad ayudaría, pero ¿a qué precio? ¿Aceptaría yo que me aumenten el precio del café no solo por la inflación sino además para prevenir la precariedad laboral del gremio de camareros? Hmm…. difícil evaluar el impacto: es posible que fuesen capaces de atraer a muchos profesionales de vuelta a sus establecimientos, y más dispuestos a flexibilizar jornada, pero no es menos cierto que muchos otros perderían su empleo.

Si escuchamos el argumentario de la patronal, a mí me convence: es un círculo vicioso, bien conocido, en el que no hay talento disponible por lo que me veo obligado a fichar lo que me llegue, y le pago poco porque no es eficiente y tiene su curva de aprendizaje, y hace muchas horas porque no encuentro para cubrir más turnos y así redondea su sueldo, pero no sé si volverá el próximo año porque igual encuentra cualquier trabajo de peón o carretillero y tengo que volver a empezar de cero y no consolido el talento. La hostelería empleaba a 1,7 millones de personas antes de la pandemia y supone el 6.8% del PIB español; quizás valdría la pena que el Gobierno no se limite a dar ayudas (bienvenidas) sino que se dedique también a formarlos adecuadamente (de las escuelas de Hostelería actuales salen frustrados si no trabajan en el nuevo Bulli), a regular el sector con flexibilidad y a entender un modelo de negocio que genera tantísimos empleos y a quién todos debemos mucho. Tiene razón Kase.O cuando se refiere a los camareros como psicólogos que además dan de beber

Otro artículo que termino sin daros la solución. Y vuelvo al principio: ¿existe verdaderamente el problema o nos han colocado un problema en la agenda como el gato y la pelota que persigue? Si ninguno hemos percibido que falte empleo en ese sector, igual el becario se estará partiendo de risa si ha llegado hasta aquí. Lo cierto es que sí falta talento, pero no solo en este sector sino en muchos otros, especialmente profesionales cualificados, y eso sí es un problema estructural de país que no veo reflejado en ninguna Agenda gubernamental.