El “saludo motero” es ese gesto en forma de “V”, que realizamos los motoristas al cruzarnos con otro motorista por cualquier carretera. Se hace con los dedos índice y corazón. Fuera del mundo de las motos se conoce como el símbolo de “victoria”.
Es un símbolo de una simplicidad absoluta que simboliza muchísimo: compañerismo, sentido de pertenencia, seguridad, pasión, deseo de buena suerte, reciprocidad. En definitiva, un signo explícito de deseo positivo hacia otra persona que ni siquiera conoces, con la que te cruzas en la carretera. Sin más. No es necesario traducirlo a ningún idioma, ni tan siquiera interpretarlo para ponerse de acuerdo en su significado. Sencillamente, se usa.
Este signo es de carácter universal, su usa en todo el mundo y por todo el mundo que conduce una motocicleta.
Define a un colectivo entero, transversal, con independencia de profesiones, credos, idiomas, ideologías, procedencias.
Existen distintas teorías sobre su origen, aunque sin duda la más factible es la que otorga este gesto a los soldados mensajeros ingleses durante la Segunda Guerra Mundial. Solían saludarse con la “V” al cruzarse en los trayectos de sus misiones, para inferirse valor y energía positiva unos a otros.
Lejos de buscar similitudes entre la gravedad de ambas épocas, lo cierto es que hoy nos hemos visto abocados a cambiar las formas acostumbradas de saludarnos. Y seguimos sintiéndonos incómodos al llegar a una reunión y saludar con “el codo” (me gustaría saber quién fue el inventor de semejante idea…), con la mano en el pecho o, simplemente con una sonrisa oculta detrás de la mascarilla.
En cualquier caso, no parece que ninguna de estas formas vaya a quedarse con nosotros por los siglos de los siglos. Quizás es porque ninguno de ellos posee ese simbolismo potente, positivo, colectivo, de deseo sincero hacia el otro.
No voy a proponer instaurar la “V” como nueva forma de saludarnos por los pasillos o al empezar una reunión o una videoconferencia.
Pero creo que en este momento se espera de los líderes que marquen el camino, que dirijan a sus equipos, que aporten nuevas ideas. Sin duda, ésta es ya la era de la colaboración: entre empresas, entre países, entre investigadores, entre competidores, entre tod@s. Y para ello, es fundamental usar todo a nuestro alcance para transmitir fuerza y energía positiva a nuestros equipos. Los gestos, los detalles y los símbolos adquieren en estos momentos una relevancia mayor que nunca. Y si buscamos “nuestra” nueva forma de empezar las reuniones?